Nos enfrentamos a un juego muy familiar que supone un reto para todos y es recordar el camino del laberinto desde nuestra casilla de salida. En los juegos en los que jugamos con niños los elementos que equilibran las posibilidades de ganar suelen llevarse por el camino del azar, por ejemplo, la suerte de los dados o por ¡la memoria! parece que a los mayores nos cuesta más recordar las cosas. ¿No os ha pasado que en los juegos más sencillos en los que nuestra experiencia parece suficiente para llevarnos el gato al agua, nos da la paliza de nuestra vida nuestra hija de 6 años? Pues este es el caso.
Primero destacaría la calidad de los componentes, los peones imantados y las bolitas de acero le dan un aspecto muy atractivo al juego.
Los dos modelos de laberinto que nos propone el manual ayudan mucho a empezar la partida rápidamente, pero podemos subir o bajar la dificultad de la partida poniendo más o menos muros o haciendo caminos más o menos fáciles de recordar. Esto es un punto a favor que nos permite jugar tanto con niños pequeños como con adultos super competitivos. A partir de ahí podemos hacer nuestros propios laberintos.
La posibilidad de que la ficha que aparece, quede cerca de otro peón que no es el nuestro nos da una presión por correr más que los demás y la única manera es memorizar el laberinto a medida que lo vamos recorriendo. A veces nos gustaría echarle un «Accio» como Harry Potter para acercarlo a nuestra casilla.
El Laberinto Mágico, es un juego que invita a actuar como si fuéramos magos de verdad. Rolear es aumentar el disfrute de la partida y que no sea una partida más. Es algo que se da en el anillo de la mesa y multiplica el disfrute de un juego tan sencillo.
Me gustaría destacar el catálogo de Devir en este tipo de juegos familiares. Son un acierto y es de aplaudir el vuelo que están emprendiendo a nivel mundial con juegos más experimentados como Red Cathedral, Luna Capital o Bitoku y el próximo Lacrimosa, juegos de primer orden de autores locales y con ilustradores de primer nivel. Es un camino al que le deseamos un gran futuro.
Definitivamente este es un juego muy disfrutable sin grandes pretensiones más que la más importante a la hora de sentarse en una mesa, el disfrute. Recordar las caras de felicidad de nuestros hijos e hijas cuando nos roban un símbolo mágico que estábamos a punto de conseguir no tiene precio.
¡Dadle un tiento, sin ninguna duda!