Lo que más valoro en un juego son tres cosas, la diversión que me ofrece (nos hemos sentado a disfrutar), la exigencia del objetivo (pensar y pensar cómo resolver el puzle de la forma más óptima) y la facilidad de este para salir a mesa, es decir, las ganas de enfrentarte a él una y otra vez.
Si nos fijamos en nuestro hijos e hijas vemos cómo juegan pensando, sonríendo cuando puntúan al colocar esa carta que les da 5 puntos y cómo juegan una y otra vez al mismo juego sin importarles cuántos tienen en su estantería. Tenemos mucho que aprender de ellos o de recrear cómo jugábamos en la infancia.
En este Codex Naturalis la experiencia es muy agradable por los componentes tan bonitos y lo fácil de las reglas, pero si detrás no hay un buen juego se quedaría en sólo eso, como dice mi madre «aunque la mona se vista de seda, mona se queda». En este caso, detrás de la primera impresión hay un juegazo sin peros.
Lo sencillo de planificar qué símbolos necesitamos para colocar la carta dorada que está en nuestra mano se complica al decidir qué carta robar según lo que va saliendo al mercado de cartas. Cartas que dan muchos puntos, tenemos que dejarlas pasar para ceñirnos al plan de desarrollo de nuestro manuscrito (zona de juego propia).
Es muy importante, no dejar cartas sin recuadro en las esquinas porque nos cerrarán la posibilidad de seguir creciendo por ese lado, es mejor aprovecharlas para pisar otras cartas ya colocadas.
Pasa con frecuencia que nos olvidamos de una cosa vital, que es la base de este juego y es jugar según los objetivos, estos puntúan según colecciones y aunque sólo den dos puntos por tener dos hojas, si conseguimos multiplicarlos, nos pueden dar la victoria en la última ronda.
Tiene un punto de interacción justo. No debemos quitar el ojo de lo que hacen los demás y robar la carta que necesiten en el momento justo puede ser la clave de la victoria.
Y ya no me alargo más, Codex Naturalis es una delicia, apto para toda clase de jugadores y que deja un buen sabor de boca y ganas de echar otra partida nada más terminar una.
Dadle un tiento, seguramente os gustará tanto como a mí y a mi familia.